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Un lugar mágico, un entorno singular, donde se invita al ser humano a renovar el alma, a respirar paz, el aire limpio que nos ofrece uno de los pulmones de Andalucía... el Parque Natural Sierra de Andújar, un bello paraje que encierra un gran tesoro... la Virgen de la Cabeza.
Historias y leyendas se han contado y escrito desde que en 1227, se produjera un acontecimiento que hizo a la ciudad de Andújar, un manantial vivo de fe y esperanza. El Cerro de la Cabeza, como se conoce el monte donde se asienta el majestuoso Santuario, y hoy dia, Basílica menor, ha sido durante cerca de ocho siglos, testigo de una de las mayores manifestaciones marianas del mundo, también ha sido cómplice de emociones sentidas y vividas por millones de personas que a este impresionante lugar se han acercado, ya sea para contemplar la divina imagen de la Morenita o para liberar el alma rutinaria y sentirse libre. Por desgracia, también ha sido escenario de guerras e instrumentalización política.
Cada piedra... cada matorral, cada rincón de esta bella serranía esconde tesoros, que solo descubre quien acude con el alma abierta, quien con el mejor sentimiento se acerca a la pequeña y veneradísima talla de la Virgen, quien tomó el nombre del lugar que escogió para ser venerada... "de la Cabeza".
Los devotos, acuden en peregrinación para rendir culto a esta bella imagen de la Virgen... una talla cargada de historia, con un fuerte magnetismo por los millones de personas que han puesto en Ella sus energías, sus plegarias, sus anhelos... en definitiva, la Virgen de la Cabeza es el reflejo de todos y cada uno de los romeros y peregrinos que a Ella acudimos, es el espejo de una fe inquebrantable.
Contemplar el Cerro de la Cabeza, es ver la historia, la cultura y la fe de un pueblo... es acercarse a nuestros antepasados... es adentrarse a un legado que te impregna de una paz interior.
Historiadores, periodistas, y la voz del pueblo, han formado desde el año 1227 una leyenda que ha llegado a nuestros días, como un testimonio de fe que ha traspasado fronteras, y que ha ido creciendo de generación en generación como un bello cuento.
Llevaba varias noches contemplando unas lucecitas en lo alto de un monte, el cual estaba separado del resto de montes y rodeado de una llanura. Hasta que decidió subir y desvelar tal curiosidad. Cuando el pastor, llamado Juan Alonso de Rivas, alcanzó la cumbre, encontró entre unos enormes peñascos, la imagen de la Virgen, rodeada de un gran resplandor y una campanilla que sonaba incesantemente. Juan Alonso se arrodilló y entabló una conversación con la Señora, quién le pidió que bajara a la ciudad de Andújar y contara tal hecho. Para que le creyeran, la Señora le curó un brazo que tenía impedido, y así sus conocidos vería que era cierto y le acompañarían hasta el corazón de la Sierra. Poco o nada se supo después del pastor Juan Alonso de Rivas (curiosamente, nombre que apareció por primera vez en el siglo XVII).
La imagen de la Virgen estuvo en la amurallada ciudad de Andújar, hasta que se le contruyó una ermita en el lugar de su aparición, lugar de milagros y maravillas.
En nuestros días, otra historia bien distinta es la que se hace saber: El monte de la Cabeza, fue en siglos pasados un lugar de culto de nuestros ancestros... un lugar de poder donde nuestros semejantes se acercaban para purificar su alma. Era el encuentro con la naturaleza, la altitud del monte, el aire puro que respiraban... lo que hacía que adoraran a la Madre Tierra, según algunos estudiosos, el origen de la hoy venerada Virgen María en todas sus advocaciones, que ha llegado a nuestros días en múltiples y diversas leyendas.
Los historiadores, tienen otra realidad sobre el origen de la Morenita. El Cerro de la Cabeza, es un monte que por su situación, los árabes, los cuales dominaban la zona, construyeron un fortín, que servía para controlar las tropas que entraban por el norte. Guerras se sucedían entre árabes y cristianos, las cuales se denominaban cruzadas.
Los calatravos, era una orden religiosa, formada por monjes guerreros, los cuales, llevaban como amuleto una imagen de la Virgen de pequeño tamaño, llamada Virgen de batalla, la que seguramente escondieran en el fortín y que años después, encontrara un pastor, posiblemente llamado Juan Alonso de Rivas.
Historias y leyendas han dado lugar a una tradición centenaria que hoy día sigue viva. A pesar de los múltiples orígenes que se han ido forjando en torno a la Virgen de la Cabeza, la única verdad la esconde la tierra y los peñascos que forman el mágico Cerro de la Cabeza, una verdad callada, silenciosa, enigmática, que atrae desde entonces a millones de personas, que peregrinan para contemplar la belleza del lugar y del tesoro que encierra, la divina imagen de la Morenita (hoy en día desaparecida y sustituída por la que actualmente veneramos en su Santuario de Sierra Morena).