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Se viene celebrando la conmemoración de la Aparición de la Virgen de la Cabeza a día de hoy, y a través del tiempo de distintas formas, y es así como ha llegado hasta nuestros días. Una noche agosteña, fresca de cuantas se recuerdan en los últimos años, habitual por el lugar donde tiene lugar, en pleno corazón de Sierra Morena, en las alturas de los montes serreños, pero inusual en estos días estivales donde las temperaturas bajaron considerablemente a medida que se adentraba la noche.
No podríamos aventurarnos a dar una cifra de asistencia de personas, pero la realidad marcaba poca afluencia de fieles este año en la Noche Mágica de la Aparición, que prometía ser íntima y con ciertas novedades, aunque dicha fiesta sea un calco de los actos que se celebran en la que debería de ser la Magna Celebración en la advocación De la Cabeza, su ROMERÍA, en mayúsculas.
Mucho se ha escrito sobre esta fiesta joven en edad, ya que la Virgen, no siempre procesionó en la noche del 11 al 12 de Agosto. Bien quisiera yo que nuestra Patrona volviera a tiempos pasados, procesionar el último Domingo de Abril, algo más íntimo para el día de su Aparición, y extraordinariamente visitar a su pueblo de Andújar, con el debido respeto que merece nuestra excelentísima titular.
Adjunto dos enlaces donde podréis conocer más a fondo esta celebración, su origen, su pasado, evolución y datos interesantes:
https://www.andujarperegrina.es/historia-de-la-festividad-de-la-aparicion-de-la-virgen-de-la-cabeza
https://www.andujarperegrina.es/la-aparicion-de-nuestra-senora-de-la-cabeza
Se encaminaba la Real e Ilustre Cofradía Matriz al encuentro de la Virgen Reina, partía de su casa de hermandad, desfilando por la vieja calzada para postrarse a las plantas de la Señora, 792 años marcan la huella de las pisadas de distintas generaciones andujareñas que mantienen viva esta devoción serrana y singular.
La Cofradía Matriz llegaba ante la Señora con una nueva insignia que se incorpora a su patrimonio, la Bandera Concepcionista, se presentaba en el templo mariano para ser bendecida, y así, pregonar las glorias abrileñas venideras.
Tras el reencuentro con la Santísima Virgen de la Cabeza, la Cofradía Matriz se dirigía a la lonja del Santuario, pórtico donde recibiría a las cofradías filiales asistentes, las cuales, tras saludar a la Matriz se adentraba en la Basílica para presentarse ante la Virgen.
El sol se esconde tras los montes, dejando que los últimos rayos de luz nos envuelvan en ese color anaranjado, característico de los atardeceres de esta Sierra Morena. Hay tiempo para contemplar a la sagrada imagen de la Virgen en su camarín.
La Virgen de la Cabeza se presentaba ante sus devotos entronizada en su camarín, vestida de azul, manto, saya y mantolín del Niño, conjunto bordado en plata sobre otomana plateado de color azul, apreciándose el escudo de la Cofradía Matriz de Andújar, salpicado de estrellas plateadas y dos ángeles que sostienen la mirada a la Santísima Virgen. Siendo el conjunto diseñado y bordado por Pedro Palenciano Olivares, y donado por Josefa Expósito Cuevas.
La Virgen ha lucido en esta ocasión coronas y rostrillo de plata, perteneciendo el rostrillo al ajuar de la primitiva imagen de la Virgen de la Cabeza desaparecida en la guerra civil, formando de este modo un conjunto plateado que recuerda a estampas pasadas de nuestra Patrona.
Presentadas las cofradías filiales, ocupaban su lugar para la celebración de la misa, en el altar exterior. Es entonces cuando la Virgen abandona su camarín para presidir un altar que simulaba su celestial aparición al pastor de Colomera. Momento grande cuando la virgen asomaba a través de la reja del presbiterio, donde los peregrinos la recibían con una emocionante ovación, entre palmas y pétalos, un baño de miradas emocionadas hasta llegar a su templete de procesión.
El repicar de campanas anuncian que la Virgen sale de su Basílica, se encamina al altar donde presidirá la misa, que una vez finalizada pasearía por los aledaños del cerro en su recorrido corto. Entre el gentío te busco llegando a tu encuentro y en tu mirada se queda este grandioso momento. Así, en la oscuridad de la noche, escoltada entre oraciones susurradas, iba la Morenita bendiciendo una vez más a sus fieles devotos en esta celebración que conmemora el día de su aparición.
Han pasado 792 años desde aquel 12 de Agosto de 1227. No hay duda que la vida de Andújar está ligada inseparablemente a la devoción a la Virgen de la Cabeza. A pesar de las adversidades, de un modo u otro, ha sabido mantener viva la luz de esta antiquísima devoción. Sabemos por nuestra historia escrita las dificultades por las que pasaron generaciones pasadas, y hoy en día, sabemos de primera mano porque nos ha tocado vivirlo, el fiel reflejo de la problemática que a lo largo de la historia se ha repetido, el interés.
792 años después, Andújar no vuelve a las plantas de su Patrona, no vuelve porque nunca se fue.