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Blog personal devocional y cultural
Siguiendo las huellas de la devoción a la Virgen de la Cabeza, viajamos a tierras de Castilla y León, visitando varias poblaciones donde a día de hoy, perduran vestigios de tan antiquísima devoción, tesoro heredado de siglos pasados, traídos a estos lares quizás, por los vientos serranos de Andalucía.
En un día soleado del recién estrenado Otoño, llegamos a la ciudad de Ávila, guardando entre sus murallas las huellas de un pasado, pero fue una iglesia de pequeña construcción situada a extramuros de la ciudad, lo que llamó mi atención. Caminamos guiándonos en dirección al pequeño campanario que se divisaba, indicándonos así su emplazamiento.
A medio recorrido, me acerqué a una mujer de avanzada edad para preguntar si conocía la Ermita de la Virgen de la Cabeza, indicándome con el dedo la dirección que seguíamos, la de la pequeña iglesia. Muy amablemente nos comentó que estaría cerrada, porque solo abren dos veces al año, Semana Santa y en Septiembre para celebrar su Día Grande. Agradecido por la información, continuamos nuestro camino hasta llegar a la pequeña iglesia, que efectivamente, se trataba de la Ermita de la Virgen de la Cabeza, enclavada en el barrio de su mismo nombre, al norte de la ciudad amurallada.
Una vez que visitamos la Ermita e hicimos unas fotografías para ilustrar el artículo, buscamos información sobre la misma en la oficina de turismo de la ciudad, donde amablemente nos atendieron, comentándonos que la ermita data del siglo XIII, iglesia románica mudéjar, con dos fachadas, la perteneciente a ladrillo corresponde al siglo XVI.
Una de las portadas se remata con una espadaña, la otra fachada se corona con una pequeña hornacina que acoge a la imagen de la Virgen de la Cabeza.
En el interior del templo un retablo barroco acoge la talla que se venera de la Virgen de la Cabeza. Según cuenta el libro "Ávila de los Caballeros", a la ermita acudían personas que decían estar poseídas por el demonio para alcanzar la salud del alma y del cuerpo.
En un principio, la ermita estuvo consagrada bajo la advocación de San Bartolomé, no encontré datos de cuando pasó a ser consagrada bajo la advocación "de la Cabeza".
En cualquier caso, recorrer paso a paso los caminos marcados por la devoción a la Virgen de la Cabeza, es cuanto menos, fascinante, y poder pisar las huellas de nuestro pasado, una tierra sembrada de ermitas para rendir culto a una de las advocaciones marianas más importantes de nuestro país.