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El pasado 15 de Agosto se bendecía en Martos (Jaén) una nueva talla de la Virgen de la Cabeza, la cual presidirá el domicilio de los hermanos mayores. Dicha talla viene a sustituir una antigua imagen de la Morenita fechada alrededor de 1930 y que en la década de los 70 fue donada a la Cofradía filial de Martos, para presidir el hogar de los hermanos mayores que cumplan dicho mandato durante el año en cuestión.
La antigua talla de la Morenita que desde la década de los 70 presidía el domicilio de los hermanos mayores, será llevada a las pedanías de la ciudad de Martos donde será venerada.
La nueva imagen de la Morenita, obra del imaginero Joaquín Marchal, fue bendecida en la Iglesia de la Trinidad, sede canónica de la Cofradía marteña, donde cofrades y devotos de la Reina de Sierra Morena se dieron cita para el acontecimiento y poder contemplarla. Tras la celebración de la misa, se bendecía dicha imagen. Palmas y vivas, y junto a Ella, se cantaba el himno a la Morenita, para momentos más tarde llevarla al domicilio de los hermanos mayores, donde un bonito altar la esperaba para ser venerada.
El Domingo 1 de Septiembre, la imagen de la Virgen de la Cabeza se procesionará para cambiar de domicilio, para acompañar durante un año a los nuevos hermanos mayores de la Cofradía de Martos.
En la mañana del Domingo 8 de Septiembre, día de la Natividad de la Virgen María, la ciudad jiennense de Martos se convertía en centro de peregrinación de cientos de devotos de la Santísima Virgen de la Cabeza. Hasta Martos se acercaron 17 de las cofradías filiales de la Morenita que se hayan repartidas a lo largo y ancho de la geografía española y seis cofradías marteñas. Peregrinos y romeros se dieron cita en una mañana de sol y esplendor, jornada dedicada a la Virgen María... Martos mostraría a la Virgen Morenita, que engalanada de reina, saldría de su templo para bendecir a sus hijos.
Pasadas las diez de la mañana, la Morenita era trasladada desde su altar del Convento de la Santísima Trinidad hasta el templete procesional que estaba en el exterior portado por los anderos, desde ese especial momento comenzaba la procesión. Los cohetes crujían en el aire, anunciando que la Virgen de la Cabeza se encontraba un año más con su pueblo, arropada por cientos de personas que la esperaban en cualquier rincón de las calles marteñas.
El colorido de la procesión realzaba la belleza de un pueblo que venera y honra profundamente a la Patrona de la Diócesis de Jaén. La Morenita vestía un manto con bordados en oro sobre terciopelo rojo. El adorno floral de rosas rojas iluminaba el templete de la Madre de Dios, y su perfume celestial de jazmines sobre sus dedos, calaba en el corazón de cuantos estábamos junto a Ella.
Martos demuestra que tras los siglos es una ciudad mariana, devota y fiel, a los pies de la Morenita. Tremolando banderas, rompiendo en aplausos y rajados vítores a la Madre de Dios. Desde Sierra Morena, bajaba la suave brisa que acariciaba cada rostro de los marteños, que como en reverencia saludaba a la Señora, en los amplios campos de olivos del Santo Reino.
Tras cuatro horas de procesión, la Morenita volvía a su morada, donde aguardará un año más hasta llegar de nuevo el momento en que Martos salga a sus calles para vitorearla, pasearla y agasajarla en piropos, siempre Reina, siempre Madre.
Como cada mes de Septiembre, la ciudad de Martos celebra su fiesta principal dedicada a la Santísima Virgen de la Cabeza. Comenzaba el pasado día 4 con la Novena, culminando en la mañana del domingo día 13, cuando la Morenita que se venera en Martos salía en procesión para bendecir a sus hijos.
Como es costumbre en la procesión marteña, cofradías filiales y la Cofradía Matríz de Andújar acompañaban en el cortejo, mujeres vestidas de mantilla y banda de música tras la Virgen tocando compases con alusión a la Reina de Sierra Morena.
Durante cuatro horas, la Virgen de la Cabeza ha procesionado por las calles de su pueblo, donde sus fieles se reunían para poder verla en la soleada mañana de domingo, cuando la estación estival nos regalaba una fresca brisa como si a modo de despedida se tratara.
Sobre las dos del mediodía, la Morenita volvía a su templo, despidiéndose entre el aplauso y vítores de sus hijos.